Después de hacerse rogar (por otros, no por mi) finalmente llego el frío a la ciudad. Mi vestimenta no cambio mucho, pero descubrí que el área entre el final de las botas y el principio de la campera es imposible de cubrir. Las rodillas no se salvan con nada.
Arriba una foto en la avenida Michigan con una amiga. Como verán el frío no me saco el buen humor, solo me dio mas accesorios.

que frio!!! lo mejor es tener una campera larguisima!!!
ResponderEliminarUn besote enorme para ponerle un poco de calorcito a la experiencia!